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Foto del escritorBicicletas sin Fronteras

Las niñas de Sandiara

La comunidad rural de Sandiara es un lugar particular. Su gente es abierta, conviven varias etnias y su mercado semanal de los sábados, especialmente dedicado al ganado, atrae centenares de personas de otros lugares, que enriquecen el lugar.

La historia de su instituto, el Lycée de Sandiara, es inspiradora, pues se construyó con fondos aportados por toda la comunidad local. Su alcalde, Dr Serigne G. Diop, un hombre de mundo que ha pasado gran parte de su vida trabajando en países de América Latina, Europa y África, regresó a su pueblo natal y empujó a la población a mejorar las condiciones de la comunidad, especialmente en relación a los estudios. Él y sus colegas habían tenido que irse lejos para cursar estudios de secundaria. Marchar de casa a los 12 años para ir a ciudades como Kaolack o Mbour, alojándose en casa de parientes que a veces no disponían de los medios para alimentar a toda la familia, hizo desistir a muchos de seguir estudiando. Por ello, Serigne, al regresar a Sandiara buscó la manera de que ningún alumno más tuviera que dejar Sandiara para poder estudiar. Así construyeron un pequeño instituto que empezó con 37 alumnos en 2003. Hoy ya son casi 3000 y acogen alumnos de toda la región, muchos de ellos de los pueblos alejados de la carretera, que recorren entre 5 y 8 kilómetros diarios.

A finales de 2019 empezamos a trabajar con el Lycée. Después de construir el párking y el taller y de formar a Ahmed como mecánico del proyecto, hicimos la primera entrega en enero de 2020. De las 60 bicicletas entregadas, solo 1 fue para una niña, Bintou de 12 años. Y de las 110 solicitudes presentadas, solo 10 correspondían a alumnas. Al instante nos asaltó la duda:

¿Por qué las niñas no piden formar parte del programa de bicicletas?

Al preguntar al equipo docente por el motivo de esta situación, nos informaron que la mayoría de las niñas no saben ir en bicicleta. Por ello, no se atreven a pedirlas y siguen quedando atrás en la igualdad de oportunidades. Esto es especialmente preocupante entre las niñas más pequeñas, de 11 y 12 años, que viven en los poblados más alejados, ya que no están a salvo de casos de agresión y su edad las hace más vulnerables a la dureza del entorno.


Por eso vamos a formar a las niñas a lo largo de este curso escolar, para que aprendan a ir en bicicleta, y al inicio del nuevo curso escolar, en octubre, vamos a entregarles bicicletas solo para ellas.


Si quieres ayudarnos a financiar las bicicletas para las niñas de Sandiara, contacta con nosotros: info@bicicletassinfronteras.org


En este vídeo puedes conocer la historia del Lycée de Sandiar contada por sis protagonistas.


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