Todos los que pedaleamos a menudo, conocemos esa sensación de libertad que nos da la bicicleta; hemos experimentado la magia de recorrer kilómetros y kilómetros sumando la fuerza de nuestras piernas a la mecánica de la bicicleta; hemos creado un equipo junto a ella y nos hemos sentido más fuertes.
Por eso, cuando desde Bicicletas sin Fronteras entregamos bicis a colectivos y personas que las van a usar para mejorar su vida, queremos entregarles las mejores herramientas.
Así que a partir de ahora dejamos de recoger bicicletas viejas y usadas y centramos nuestros esfuerzos en buscar financiación y donaciones de bicicletas nuevas. E incluso vamos más allá y en Senegal montaremos una bicicleta propia, exclusiva para el proyecto Bicicletas para la educación (Lee el post).
Queremos agradecer mediante este post a todas las personas que nos han donado su bicis a lo largo de este tiempo. Y en espacial a los más de 150 Puntos de Recogida (tiendas, empresas y particulares) que han canalizado estas donaciones y han destinado de forma voluntaria parte de su tiempo y su espacio para recogerlas y hacérnoslas llegar. A todos ellos, gracias, porqué nos habéis permitido llegar hasta aquí.
Una bicicleta puede mejorar una vida. Una buena bicicleta va a llevar muy lejos a la persona que la use. Y ese es nuestro objetivo.
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