En 2015 hicimos la primera entrega de bicicletas en el Lycée de Palmarin-Facao. El proyecto Bicicletas para la Educación empezaba a andar con mucha energía y también con mucha inexperiencia por nuestra parte. Aquél noviembre de 2015 entregamos las primeras 65 bicicletas, compradas todas en la tienda de Zora de Dakar, una comerciante libanesa con la que seguimos trabajando actualmente.
Des del presente es imposible saber con certeza que ocurrirá en el futuro. Y en nuestro presente de 2015 no teníamos ni idea de a dónde nos llevaría todo esto, aunque la intuición y la firme creencia en el poder de la bicicleta como medio de transporte y como herramienta de mejora de la movilidad, nos empujaba a seguir.
Y así fuimos entregando bicicletas, mejorando el proyecto y llegando cada vez a más alumnos. Entre ellos, se encuentran Anne Marie de Diakhanor y Moustapha de Ngallou. Ambos accedieron al programa de entrega de bicicletas. Ambos se han hecho mayores, han terminado sus estudios de secundaria con éxito y han accedido a la Universidad.
Moustapha -del que ya conocéis un poco su historia si habéis visitado la sección de Testimonios de la web- fue uno de los primeros alumnos al que se le asignó una bici, ya que cumplía varios de los requisitos necesarios: ser el mejor de su clase y vivir a más de 5 kilómetros del centro escolar. La situación familiar de Moustapha también hacía aconsejable que entrara a formar parte del programa, pues proviene de una familia con pocos recursos, con el padre ausente, un hermano mayor con una importante discapacidad física, una hermana con varias hijas a su cargo y una madre de edad avanzada con problemas de visión. Además, la familia de Moustapha es una de las más afectadas por la erosión litoral que sufre el pueblo de Ngallou y en varias ocasiones las tormentas han derribado parte de los muros de los cobertizos de la casa.
Anne Marie -a la que os hemos presentado en nuestras redes sociales- fue alumna del Lycée de Palmarin hasta 2017. Durante los dos últimos cursos asistió a clase en bicicleta desde su casa de Diakhanor, a 12 kilómetros del instituto. Cuando le preguntamos qué opina del proyecto, su respuesta es firme: - J'adore. Su hija nació en 2016 y la bici le permitió seguir sus estudios al tiempo que cuidaba de Angélique. Nunca llegó con retraso y fue de las mejores de su clase.
Hoy Anne Marie sigue sus estudios de portugués por segundo año en la Universidad de Dakar. Y Moustapha ha conseguido una beca para estudiar en Alemania y está feliz, aprendiendo alemán y descubriendo lo que es el frío de Hannover.
Estamos ya en el futuro. Llegó 2020 y podemos volver a ese mes de noviembre y decirnos que funciona, que las bicicletas mejoran la vida de las personas y que Moustapha y Anne Marie están ahí para verificarlo.
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